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Ucrania y Rusia: repercusiones de la guerra en la economía argentina.

Actualizado: 20 sept 2022

Por Matías Represas

 

La actual guerra que se lleva a cabo en territorio ucraniano generó fluctuaciones en diversos sectores económicos alrededor del mundo. Hemos visto enormes cambios en los precios de materias primas tales como trigo y maíz, y en recursos naturales como el petróleo y el gas. Ahora, nos preguntamos cuál es la razón de estas variaciones, y cómo afectan a la economía argentina.



Desde los albores del capitalismo y siguiendo las instrucciones de Adam Smith, el mundo ha abrazado los principios del beneficio mutuo del comercio y la ley de ventajas comparativas. Esto hizo que cada país tienda a la especialización en su producción y a la comercialización internacional de la misma, siendo esta más redituable que la interna. De modo que los países no son autosuficientes, sino que gran parte de sus necesidades las cubren a partir de la importación de productos. Esto nos da como resultado una gran interrelación entre los países y una mutua dependencia para solventar su existencia material.


Ahora bien, los precios de toda clase de producto son medios de comunicación ocultos. Manifiestan subas en la demanda, bajas en la oferta o viceversa. Frente a una suba en la oferta, el precio del producto suele disminuir, al igual que frente a una baja en la demanda. Pero frente a una reducción importante en la oferta de un producto, el precio tiende a subir por el principio de escasez. Esto último es lo que está sucediendo con los precios del trigo, maíz, petróleo y gas.


En la división internacional del trabajo, Ucrania se posiciona a partir de sus ventajas comparativas como uno de los principales productores mundiales de trigo y maíz. De modo que su producción en este sector está abocada en gran medida a la exportación. Del otro lado, Rusia se alza como gran exportador de trigo, crudo (petróleo en su primera etapa) y gas, recursos naturales sumamente importantes para el desarrollo de cualquier economía.


La producción de trigo y maíz ucraniano menguó por la simple razón de que no es posible mantener una producción constante en un contexto de guerra. El desplazamiento de la mano de obra a causa del riesgo de muerte, sumado a la necesidad de incorporar civiles al ejército y a la destrucción de bienes de capital genera la imposibilidad total de la existencia de un remanente de producción destinado a la exportación, o cuanto mínimo una restricción más que importante. Por ello, Ucrania busca solventar su demanda interna, dejando de lado la exportación. De esta forma, la baja en los volúmenes de producción de maíz y trigo ha redundado en una caída de la oferta mundial, y por ende se ha consolidado un aumento de los precios internacionales de estas materias.


Por el otro lado, las sanciones económicas impuestas a Rusia buscan reducir su poderío económico a partir de la restricción de sus relaciones comerciales y la limitación del desarrollo normal de su economía. Sin embargo, estas medidas no solo tuvieron efectos en Rusia, dado que generaron importantes fluctuaciones en el precio internacional del barril de crudo, trigo y del gas natural, afectando de esta manera las previsiones económicas de todos los países. Sucede que las restricciones a uno de los principales exportadores de trigo, petróleo y gas natural afecta directamente el volumen disponible de estos recursos. Viendo entonces disminuida la oferta mundial, se genera un aumento en los precios.


Repercusiones sobre los servicios públicos y el FMI.


La economía argentina, desde la devaluación de 2018, se ha caracterizado por mantener una inflación alta y un crecimiento muy bajo. Esta situación puede ser definida dentro del cuadro de estanflación, tan característico de nuestra economía. Pero al margen de los altos niveles de inflación hay otra variable que afecta directamente el desarrollo de la economía argentina: la deuda con el FMI. Este acuerdo, negociado a lo largo de los últimos dos años, no ha tenido en cuenta en su previsión económica lo que la guerra en Ucrania ha generado.


Uno de los puntos centrales del acuerdo reside en la imposición de una baja sostenida y constante en el déficit fiscal. Esta baja estará fundamentada principalmente en la licuación de deudas a partir de las subas inflacionarias, pero también a partir de la suba de las tarifas de servicios públicos. Se ha hablado hasta hace unas semanas acerca de un aumento segmentado que se extendería hasta un máximo del 20%. Quitando así presión al tesoro, disminuyendo la necesidad de solventar los agujeros fiscales a partir de emisión y/o deuda interna. Pero este cálculo se ha visto modificado por las subas en los precios de gas, y según los nuevos cálculos la suba del 20% lograría apenas solventar la suba de los precios internacionales, de modo que estaríamos parados en el mismo punto que antes. No podríamos hablar de una mejora de las cuentas fiscales, y por ende, tampoco del cumplimiento de las metas fiscales acordadas con el FMI.


El problema, además del mencionado anteriormente, reside en que las tarifas marcan, en conjunto con otros precios centrales, la performance de la inflación. Si las tarifas presentan grandes subas, los nuevos costos se verán reflejados en los precios, de modo que el índice mensual de inflación se verá sumamente afectado. El aumento en las tarifas repercute en infinidad de precios de la economía, fundamentando así, un aumento generalizado de los precios. El dilema en este aspecto será a qué variable el gobierno prestará más atención. ¿Priorizará una mejora en las cuentas fiscales a fin de cumplir con lo pactado con el FMI, o moderará la suba de tarifas evitando subas inflacionarias, pero permitiendo el desgaste de las cuentas fiscales?


Repercusiones sobre las materias primas, el petróleo y la suba de precios.


En la fragilidad de la economía argentina cualquier suba o baja no prevista impacta fuertemente en los niveles de precios. Este es el caso del trigo y el petróleo: ninguno de los dos es un recurso escaso en la Argentina, ambos se consumen fuertemente hacia el interior, pero también se exportan. Frente a un aumento imprevisto y de gran escala, el precio internacional se asimila con el precio local, es decir que se unifican en un solo valor. El trigo, entonces, se venderá en el mercado local al precio internacional, algo que favorecerá claramente a los productores pero perjudicará a gran parte de la población argentina, especialmente a quienes menos recursos poseen.


Como reflejo de estas subas encontramos repercusiones en los precios de los productos con componentes de trigo, maíz e incluso soja. El aumento del pan, cuyo kg llegó a $300 es ejemplo insignia de los aumentos que se están viviendo.

Otra parte del problema se centra en el aumento del precio del petróleo, esto ha obligado a acelerar, o al menos continuar con el descongelamiento del precio de la nafta. Pero siendo el valor de la nafta otro de los precios centrales de la economía, su aumento repercute en todos los esquemas de precios, debido a que el transporte de los productos se realiza a través de camiones que requieren combustible. Posicionándose, entonces, el aumento de la nafta como otro de los factores que impulsan el índice de inflación.


Nuevas oportunidades comerciales


Si bien hasta este momento me he centrado en los aspectos que impactan negativamente en la coyuntura interna, más específicamente en aquellos que alientan la inflación, es posible también encontrar oportunidades beneficiosas para Argentina en este contexto. Como mencioné párrafos atrás, Argentina es exportador de petróleo, soja, trigo y maíz, entre otras cosas, y es esta condición la que abre un abanico de oportunidades para conseguir nuevos socios comerciales y mejores términos de intercambio.


Por un lado, la suba en los precios de commodities genera la clara oportunidad de aumentar el superávit de la balanza comercial, originando una entrada de dólares comerciales no prevista. Al mismo tiempo, es también positiva si se la observa desde la perspectiva estatal: el aumento en el precio de las exportaciones implica un aumento en la recaudación estatal vía retenciones, hecho que aliviará las cuentas estatales. Favoreciendo así el cumplimiento de las metas fiscales.


Por otro lado, el aumento en los precios de petróleo sumado a las sanciones impuestas a Rusia favorece también la generación de nuevas oportunidades de desarrollo. La decisión de EE.UU de no consumir más petróleo ruso, en conjunción con la necesidad de Europa de encontrar nuevos proveedores de gas natural, permite a la Argentina la potencial apertura de nuevos mercados. Todo depende de la capacidad argentina para atraer inversiones y desarrollar plenamente vaca muerta.




Bibliografía


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