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Test de Solidaridad en la UE: ¿Cooperación o Nacionalismo?

Por Ignacio Ullua y Gina Isa

 

Las fisuras que captaron la atención de toda Europa durante las negociaciones respectivas al presupuesto destinado a la recuperación económica no resultan una novedad para los miembros de la Unión Europea (UE). La discordia en torno a la implementación de los “corona-bonos” ha hecho resurgir viejos rencores entre los “cuatro frugales” y los países del sur. En este sentido, el resentimiento entre países no es novedad para la comunidad europea. La relativa juventud del organismo no la inhibe de tener una ya compleja historia de conflictos económicos y políticos. La discordia con respecto a la implementación de los “corona-bonos” como método de auxilio económico en torno a las consecuencias de la pandemia ha hecho resurgir viejos rencores entre los popularmente llamados “cuatro frugales” y los “países del sur”.

Quizá hace 10 o 15 años hubiera sido una locura pensar en que la integridad de la UE corría peligro. Los extremismos nacionalistas eran una imagen lejana en el tiempo. La globalización y la difusión de las modernas ideas de la democracia liberal buscaron enterrar para siempre las aspiraciones extremistas que tanto terror infundieron en el mundo durante el siglo XX.

Si bien en un principio parecía que el espíritu solidario que sustentaba la formación de la UE había logrado mitigar los sentimientos divisorios, la unidad ilimitada y la injerencia que un órgano supranacional podría llegar a tener sobre las políticas domésticas no tardó en despertar a los ánimos de escepticismo.

La crisis de deuda italiana, el desmoronamiento económico griego y la imposibilidad que enfrenta España para resolver su déficit de empleo son solo algunos de los ejemplos que se pueden mencionar a la hora de charlar los “fracasos” que tomaron lugar en el marco de la unión. Sin dudas estos países antes mencionados no escapan del ojo crítico de Bruselas, el cual observa atentamente los movimientos presupuestarios y fiscales de aquellos integrantes del comité.

Claramente el otorgamiento de préstamos a tasa 0 y sin obligaciones por parte de quien lo adquiere no es más que una dulce fantasía. Sin embargo, los mensajes se contraponen: las políticas europeístas de solidaridad impuestas por las alas más inclusivas de la Eurozona no buscaron demasiado consenso y pasaron por arriba las situaciones particulares de los miembros del bloque, generando crisis superpuestas de refugiados, natalidad y empleo.

Con estos precedentes tenidos en cuenta, las negociaciones para la instrumentación de la recuperación económica del viejo continente no iban a ser fáciles en lo absoluto, lo cual se prueba cuando analizamos la disputa respecto a, por ejemplo, los “corona-bonos”.

Resulta importante indicar las posiciones adoptadas por los principales protagonistas, como también cuestionarnos si la integridad de la UE corre peligro.


¿Qué son los “corona-bonos”?

La pandemia ha traído graves consecuencias para las economías del mundo. La caída de la recaudación impositiva debido a la paralización de la actividad económica, sumado al aumento del gasto público en el sector sanitario y los subsidios sociales, se han traducido en el incremento del déficit fiscal de los países europeos.

Ante este problema, los “corona-bonos” vendrían a ser la salvación para las naciones menos solventes del sur, ya que se trata de títulos de deuda a nivel europeo. Es decir, que la UE emitiria un megabono que integraria a todos los países de la eurozona. De esta manera, todos los países del bloque quedarían como responsables ante los acreedores y, a su vez, los intereses serían mucho más bajos.

Medidas económicas implementadas hasta el momento

En un primer momento, el Eurogrupo había acordado movilizar €540 mil millones en préstamos a los Estados miembros. Este acuerdo contemplaba que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) liberaría hasta €240 mil millones en líneas de crédito a las naciones europeas. A su vez, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) movilizaría €200 mil millones en préstamos para empresas. Y también, se implementaría un fondo de apoyo temporal para reducir los riesgos de desempleo, denominado S.U.R.E. (Support to mitigate Unemployment Risks in an Emergency), el cual brindaría una asistencia financiera de hasta 100 mil millones de euros.

El texto acordado establecía finalmente que el único requisito era que estos préstamos se destinarán a financiar costes sanitarios relacionados con el COVID-19. Sin embargo, no hacía ninguna mención a la emisión de deuda conjunta que venían reclamando España, Francia e Italia, aludiendo a que corresponde a los jefes de Estado y de Gobierno acordar cuestiones referentes a sus fuentes de financiación. Sumado a esto, las polémicas declaraciones del ministro holandés, Wopke Hoekstra, rechazando taxativamente la opción de los eurobonos, no hicieron más que reavivar la discordia. “No puedo gastarme el dinero en alcohol y mujeres y después pedir ayuda” le espetó a los países del sur, y también consideró que el acuerdo logrado era suficiente solidario.

Más tarde, el Parlamento Europeo, en las sesiones del 16 y 17 de abril, terminó instando a la Comisión Europea a emitir “bonos de recuperación” bajo el presupuesto de la Unión Europea, los cuales no implicarían la mutualización de la deuda existente, sino que estarían centrados en inversión futura.

Por lo que respecta a las distintas posiciones entre los miembros, tanto los “austeros” como los “insensatos” parecieron verse de momento satisfechos con lo acordado. No obstante, el Presidente español, Pedro Sánchez planteó una propuesta mucho más ambiciosa. Propuso la creación de un fondo de hasta 1,5 mil millones de euros (el triple de lo acordado en el eurogrupo), el cual sería financiado con deuda perpetua. Es decir, que se repartiría como transferencias (y no deuda) entre los más afectados de la región, con el fin de inyectar dinero en las economías más afectadas.

Sin embargo, los países más sólidos económicamente se negaron terminantemente a aceptar esta propuesta, utilizando el tradicional argumento de que el mal manejo doméstico de estos países no estaba bajo su responsabilidad.

Pero un avance se produjo este miércoles 27 de mayo, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, propuso crear un instrumento sin precedentes: un fondo de reconstrucción de 750.000 millones basado en la emisión de deuda a gran escala por parte de la UE llamado Fondo de Recuperación y Resiliencia. Del total, 500.000 millones serán subvenciones a fondo perdido para no aumentar el endeudamiento de París y Roma, y los otros 250.000 millones serán préstamos. Este plan se basa en el acuerdo alcanzado por Francia y Alemania unos días atrás para que Bruselas emita deuda a gran escala utilizando como garantía el presupuesto plurianual de la UE. No obstante, supera los 500 mil millones que habían pactado París y Berlín en subvenciones, pero el extra de 250 mil millones se distribuirá en créditos.

El dinero del fondo no estará libre de condiciones: los países beneficiarios deberán comprometerse a realizar reformas económicas, y aquellos que requieran asistencia tendrán que presentar al Ejecutivo comunitario un plan de reformas e inversión basado en las recomendaciones que la UE dirige cada año a todos los miembros.

La negociación del fondo y del presupuesto plurianual deberán realizarse en paralelo, puesto que el primero se sustenta en el segundo, lo que complicará todavía más los debates: la negociación del presupuesto plurianual de la UE para 2021-2027 fracasó ostensiblemente. Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, había elaborado una oferta para dicha cumbre de alrededor 1,1% del PIB, lo que equivale a 1,1 mil millones en siete años. Esta cantidad fue considerada insuficiente para España e Italia, y desmesurada para los países del norte. Mientras tanto, el plan de Von der Leyen asciende a 1,850 mil millones. Inevitablemente, su propuesta choca con el “club de los frugales” (Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia), los cuales se sintieron traicionados por Angela Merkel por su cambio de posición, y piden que la ayuda a las naciones del sur sea en forma de préstamo y no de subvenciones. En cambio, España e Italia recibieron el proyecto con entusiasmo.

Para cerrar el acuerdo se solicita la unanimidad entre los 27 Estados miembros y la ratificación de la Eurocámara, por lo que nos espera una dura negociación que volverá a enfrentar a los antiguos rivales.

¿(des)Unión Europea?

El desacuerdo suscitó todo tipo de críticas contra las instituciones democráticas y liberales de toda la Unión, poniendo en peligro su pervivencia. Se revitalizaron los sentimientos proteccionistas y los partidos políticos euroescépticos en toda Europa. Imágenes de banderas de la UE en llamas circulaban por las redes sociales italianas y, a modo de provocación, un grupo de alcaldes italianos y otros políticos compraron una página en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung para recordarle a Alemania que nunca se le obligó a pagar sus deudas después de la Segunda Guerra Mundial.

Este nuevo episodio de crisis —teniendo en cuenta sus antecedentes como la crisis económico-financiera de 2008, la migratoria de 2015, la territorial seguida al referéndum de permanencia de Reino Unido en 2016volvió a poner en evidente la priorización, por parte de los Estados miembros, de sus intereses individuales. Por ello, en estas circunstancias la cooperación entre las distintas naciones se vuelve indispensable, ya que al fin y al cabo ningún país, incluso los mejor posicionados económicamente como Alemania, podrá salir adelante por su cuenta. La integración debe reforzarse, a la vez que deben ponerse en marcha herramientas sólidas y que realmente den cuenta del principio de solidaridad. Tal como manifestó Von der Leyen ante el pleno de la Eurocámara:

"O cada cual va por su cuenta, dejando atrás a algunos países, regiones y personas y aceptando una Unión dividida entre ricos y pobres, o recorremos el camino juntos. Damos un salto adelante. Sentamos una base sólida para nuestros ciudadanos y para la nueva generación. Para mí la elección es simple. Quiero que demos un nuevo paso audaz juntos".

Fuentes

Johnson, K. (30 de marzo de 2020) Fighting Pandemic, Europe Divides Again Along North and South Lines. Foreign Policy. Recuperado de: https://foreignpolicy.com/ Adler, K. (7 de abril de 2020) Coronavirus: cómo la pandemia de Covid-19 está poniendo a prueba la esencia de la Unión Europea (y enfrentando a sus países miembros). BBC News. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo Mas, Matilde. “Los eurobonos: una condición de supervivencia de la Unión Europea”, en <https://theconversation.com/us> (consultado el 1 de mayo de 2020).

https://www.elindependiente.com/politica/europa/2020/03/22/covid-19-una-evidencia-mas-para-avanzar-hacia-la-integracion-europea/amp/?__twitter_impression=true

https://www.elespanol.com/invertia/economia/macroeconomia/20200527/von-leyen-anuncia-reconstruccion-millones-frente-covid/493201026_0.html

https://www.elespanol.com/invertia/economia/macroeconomia/20200519/espana-italia-persuaden-alemania-union-europea-perdido/490952160_0.html

https://www.rtve.es/noticias/20200406/como-funciona-sure-seguro-desempleo-ue-quiere-paliar-impacto-del-coronavirus/2011527.shtml

https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_20_582

https://www.elconfidencial.com/economia/2020-04-09/acuerdo-de-minimos-en-el-eurogrupo-para-desbloquear-la-respuesta-al-covid_2542767/

https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20200415IPR77109/covid-19-el-pe-pide-un-gran-paquete-de-recuperacion-y-un-fondo-de-solidaridad

https://www.euractiv.com/section/economy-jobs/news/ccoronabonds-vs-recovery-bonds-where-does-germany-stand/

https://elpais.com/espana/2020-04-19/espana-propone-un-fondo-europeo-de-15-billones-con-deuda-perpetua.html

https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2020-04-16/paises-bajos-rutte-coronavirus-gestion-coronabonos_2548372/

https://www.theguardian.com/world/2020/apr/23/clashes-predicted-over-trillion-euro-covid-19-aid-as-eu-meets-online

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