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Precariedad, Informalidad y Clandestinidad: ¿El sueño Argentino?

Actualizado: 20 sept 2022

Por: Ramsés Richani



En las últimas décadas Argentina se ha visto frente a una creciente migración de venezolanos, pasando de ser 3.115 radicados (DNM, septiembre 2009. Excluye trámites realizados por -Patria Grande-) entre los años 2006 y 2009 a progresivamente ubicarse como la mayor masa migrante del país en los últimos años, llegando a ser esta para el año 2020 de 179.203 radicados (DNM, 2020). Y esto a pesar de la situación económicamente inestable que vive la Argentina; con una inflación galopante, el incesante aumento de la informalidad laboral, la pobreza en ascenso, entre otros factores. Muchos migrantes venezolanos ven en el país, las mismas oportunidades que contemplaron al momento de su llegada, esto debido a que gran parte de los pertenecientes a este grupo se engloban bajo la etiqueta de -migración calificada-, esta que hace referencia al nivel de escolarización alcanzado, refiriéndose directamente a personas que obtuvieron grados de licenciatura, técnicos, se movilizan a nivel internacional (Pellegrino, 2001).


Dentro de este grupo de migrantes un 56% de los mismos tenia un trabajo estable antes de iniciar su proceso migratorio a la argentina, un 23% trabajaba de forma independiente, un 11% únicamente estudiaba, y dentro de ese total únicamente había un 7% de desempleados. Muchos de estos migrantes afirman que migro en busca de -mejores oportunidades-, a pesar que un 63,17% afirma no tener un trabajo estable, pero continúan buscando activamente, un 32,34% tiene un trabajo estable y a su vez están en una búsqueda activa, únicamente un 4,49% afirma trabajar en su profesión.


La situación de estos migrantes no difiere mucho de la situación de los propios argentinos donde únicamente un 20,54% trabaja de su profesión, mientras que un 79,46% realizan otras tareas. La informalidad del empleo es un fenómeno abundante en el país, y no remite exclusivamente a los extranjeros. Siguiendo la lógica de Ragusa y Dalinger (2008), para un mejor entendimiento de este fenómeno, podemos encontrar tres clivajes los cuales son fundamentales causantes de la informalidad:


Primeramente, el clivaje económico en el que se desglosan dos perspectivas base, bajo la perspectiva del empleador, la gran rigidez normativa empuja a este a recurrir al empleo clandestino para ahorrar costos de forma directa o indirecta; y desde la perspectiva del empleado, existe la necesidad de trabajo, esta necesidad puede empujar a los trabajadores a la clandestinidad y debido a la agudización de la crisis, aumenta la dificultad de encontrar un empleo transparente y estable. Segundo, en el clivaje social, se menciona la desactivación del accionar sindical, generando así una escasa cobertura sectorial en base a ciertos aspectos del mundo laboral, entre los cuales se recalca la clandestinidad. Y, por último, el clivaje político, donde se discrimina al empleado por su posición política, no logrando conseguir de esta manera un empleo transparente, ocasionando su desplazamiento al trabajo clandestino y al sector informal de la economía.


Al hablar de los migrantes participantes de actividad económica, cabe destacar la imposibilidad de muchos de sanear su situación migratoria en el país y que incluso el regreso a sus países de origen es imposible por su delicada situación económica. Esto los obliga a verse dentro de una categoría informal de empleo, recurriendo a la clandestinidad como única opción de generar ingresos, lo que puede llevarlos a padecer situaciones de no reconocimiento de su identidad como trabajador, y que partiendo de lo concebido por Aquino (2010), los trabajadores remitidos a la clandestinidad se ven expuestos a mecánicas que parten desde la infantilización hasta la dominación consentida.


Al caracterizar la inferiorización que sufren estos trabajadores, se entiende que son acciones directamente destinadas a rebajar el estatus del otro y de esta manera afirmar la superioridad del propio, esta mecánica varía según el empleador, llegando a ser de una forma más sutil hasta llegar a ser explicita. Además, estos trabajadores se ven enfrentados a la infantilización que sufren por parte de sus empleadores, siendo tratados como personas en formación, sin autonomía, sin capacidad, sin derechos ni capacidad, revelando así hasta qué punto los empleadores se establecen como superiores frente a sus empleados, infundiendo así el mecanismo de la sospecha, donde se duda de la integridad moral y la honestidad del empleado. Obligando así al empleado a demostrar

sus valores morales; esta sospecha esta netamente basada en prejuicios y estereotipos estrechamente asociados a con el origen cultural y de clase de los trabajadores. Y, por último, en algunos casos para mantener la dominación esquemática sobre los empleados; los empleadores se encargan de establecer lazos de dependencia emocional que permitan afirmar una relación asimétrica y de esta manera beneficiarse del trabajo producido por el empleado bajo el marco de una dominación consensuada.


La gran precariedad laboral afecta a los inmigrantes, desplazando a estos a la clandestinidad y a un sector informal de la economía, en el cual se ven atrapados en dinámicas que recaen bajo la explotación laboral, siendo ignorados e invisibilizados muchas veces por su condición de migrantes. Dificultando su salida del mismo, por carecer de recursos y de oportunidades, donde muchas veces un proceso migratorio incompleto tiene el peso de una condena, y en el cual, por condiciones económicas y políticas carentes, es imposible regresar a sus países de origen. El sueño argentino, los atrae, pero la inestabilidad económica y los procesos de informalidad los atrapan, evitando de esta manera un posible crecimiento económico de las masas migrantes en el país.


 

Referencias Bibliográficas:

Aquino, A. (2010). Las lógicas del no-reconocimiento y la lucha cotidiana de las migrantes zapotecas en Estados Unidos. Breve etnografía del servicio doméstico. Universidad

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