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Lo que dejaron las elecciones en Gran Bretaña

*Por Germán Bruera

El pasado 8 de junio, el pueblo británico emitió su voto de forma relativamente inesperada. Estas snap elections fueron llamadas por la actual Primer ministro, Theresa May, pese a las innumerables declaraciones que había realizado anteriormente en las que había sostenido con vehemencia que no lo haría. Cabe destacar que May asumió el liderazgo del partido conservador luego de que David Cameron se viera obligado a renunciar después del fracasado referéndum por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

Así, May convocó a elecciones generales con el objetivo de obtener un liderazgo robusto y consensuado que le permitiera contar con un margen de maniobra más amplio durante las negociaciones por el Brexit que comenzarán el lunes próximo en Bruselas.

Sin embargo, la realidad no reflejó sus aspiraciones. Su partido sufrió una pérdida de 13 asientos en el parlamento mientras que el Partido Laborista recuperó 30, lo que dejó en primera plana a Jeremy Corbyn, líder del laborismo, quien se transformó en el ganador indiscutido de estos comicios luego de una ardua campaña.

El dato crucial, de todas formas, es que ningún partido logró obtener los 326 escaños necesarios para conseguir la mayoría en la Cámara de los Comunes y formar gobierno. En otras palabras, no solo los Tories sufrieron una victoria relativa sino que también se generó un escenario de hung parliament, en el que ningún partido puede formar gobierno por sí mismo.

En consecuencia, el Partido Conservador debió buscar posibles aliados para formar una coalición que les permita gobernar. Luego de su encuentro con la Reina Isabel II, May manifestó su intención de establecer un acuerdo con el Democratic Unionist Party (DUP) del norte de Irlanda que le daría el apoyo necesario para formar un gobierno conservador minoritario. Sin embargo, esto desató una ola de críticas dado que el DUP presenta un programa ideológico y de gobierno ciertamente controvertido con medidas en contra del aborto, los derechos del colectivo LGTB y las medidas para controlar el cambio climático, entre otros.

Producto de este resultado inesperado y el desesperado intento de coaligarse con el DUP, el liderazgo de Theresa May ha sido puesto en duda por los parlamentarios de su propio partido a quienes ha tenido que convencer que es ella la persona indicada para continuar en su puesto.

En lo que respecta a la oposición, los ataques al gobierno de May han sido tan consistentes que no se descarta, por el momento, el llamado a nuevas elecciones en caso de que no pueda alcanzarse un acuerdo. Corbyn declaró estar en modo de campaña permanente con el objetivo de continuar recabando apoyos hacia su partido y ser una alternativa viable si hay comicios nuevamente.

De todas formas, las conversaciones entre los conservadores y el DUP no han concluido y reina un cierto estado de confusión. La Reina pronunciará su discurso anual en el Parlamento británico el próximo miércoles por lo que se espera que el camino de las negociaciones se allane en los días que siguen.

Hasta ese entonces, habrá que esperar para conocer cuál será el nuevo panorama político en Gran Bretaña en un momento crucial para la historia del país.

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