Por Ramses Richani
En el mundo de las posguerras, la industria bélica ha sabido crecer exponencialmente, asegurándose un espacio como una de las industrias más rentables, ocupando un rol fundamental en las agendas globales, y condicionando así la forma en que se relacionan los países tanto en materia de políticas nacionales como en política exterior. Y es por esto que se estima que aproximadamente el 2,4% del PIB [1] mundial va destinado a la industria armamentista. Experimentando su pico más alto en 1962, siendo un 6,4% del PIB mundial el destinado a esta industria.

Cada vez más crecen los vínculos en esta industria, cuyos ejecutivos han sabido entablar relaciones productivas con los cuerpos militares y estatales; inclusive, llegando al punto en que países en críticas condiciones económicas siguen invirtiendo en estos sectores. Esto último debido a los escasos problemas que presenta esta industria en comparación con los beneficios económicos que pueda llegar a proporcionar. Y es que esto particularmente se vio durante la pandemia, donde mientras industrias relevantes a nivel mundial como la petrolera, la tecnológica redujeron sus números, la industria bélica no detuvo su crecimiento; ya que como lo expresa el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo Experimentando su pico más alto en 1962, siendo un 6,4% del PIB mundial el destinado a esta industria o SIPRI bajo sus siglasen inglés), durante el 2020, las ventas de armamento y servicios militares por parte de las compañías más grandes recaudaron aproximadamente 1.941 mil millones de dólares, traduciéndose en un aumento del 2,6% en términos reales respecto al año anterior [2], y esto en un período donde la economía mundial se contrajo un 4,4% según las cifras publicadas por el Fondo MonetarioInternacional (FMI).
Esta relación entre los Estados y las empresas armamentistas tiene una tipificación propia,distinta de los demás sectoresmencionados previamente. Como bien se sabe, gran parte de las empresas que fabrican armamentos son entes privados, pero estos se manejan de la mano estatal, ya que los Estados son quienes facilitan la comercialización de equipos bélicos, y a la vez, financian la mayor parte de los proyectos llevados a cabo y sus diseños para su posterior adquisición y exportación a diversos países. Un negocio redondo.
Un ejemplo de esto son las compañías estadounidenses, las cuales ocupan más del 50% del mercado armamentista; siendo Lockheed Martin la compañía que más facturó durante el 2020, barajando una cifra que ronda aproximadamente los 58.200 millones de dólares. Esta empresa es reconocida por el sistema antimisiles THAAD (Terminal High Altitude Area Defense) el cual tiene como propósito derribar misiles balísticos a corta-media distancia, y tiene un costo unitario de 465 millones de dólares. Su diseño y fabricación inicialmente fue un programa dependiente del ejército de Estados Unidos,pero posteriormente fue entregado a la Agencia de Defensa de Misiles. Este sistema posteriormente fue vendido a Israel, Turquía y a Emiratos Árabes Unidos; bajo acuerdos de cooperación militar con Estados Unidos. Esta compañía representa el 11% de las ventas totales en el mercado armamentista mundial.
Lockheed Martin pertenece a un selecto grupo de empresas norteamericanas, las cuales ocupan un 50% del mercado de la defensa, entre las que podemos encontrar a Boeing, que no se encarga únicamente de fabricar y vender aviones comerciales como bien podríamos asumir, sino que dentro de su abanico comercial podemos encontrar aviones de guerra tripulados y no tripulados, sistemas satelitales, tecnología espacial, misiles y sistemas de defensa, inteligencia y seguridad. Raytheones otra empresa estadounidense que encabeza las listas de ventas globales. Esta resalta principalmente por vender tecnología para aplicaciones militares aeronáuticas, navales y de tierra, como también por ser uno de los contratistas de defensa militares más grandes de los Estados Unidos, ya que más del 90% de las ganancias de Raytheon provienen de contratos de defensa. Y por último, encontramos a Northrop Grumman, la cual se especializa en la construcción de buques de guerra, pero su papel más importante es de proveedor de tecnologías de la información y comunicaciones para los contratistas militares más importantes.
La fuerte presencia mundial de lobbies armamentistas norteamericanos ejerce una fuerte presión tanto dentro de los Estados Unidos como con sus socios comerciales. Esto podemos notarlo en la colaboración económica de las campañas políticas y en la fuerte presencia que tienen estas en la sanción de los gastos en defensa del país, y cómo influyen en los acuerdos de cooperación en materia de defensa con los socios comerciales, donde estos últimos se encargan de proveer tecnología militar a los cuerposmilitares extranjeros.
Notas al pie
[1] Así lo expresa el Banco Mundialen su análisis del gastomilitar para el año 2020.
[2] World military spending rises to almost $2 trillion in 2020 (26 de Abril de 2021). Obtenido de https://www.sipri.org/media/press-release/2021/world-military-spending-rises-almost-2-trillion-2020
Edición Matías Bonaparte y Lucía Chico.