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Inserción del agronegocio en la economía argentina

Actualizado: 20 sept 2022

Por Laila Rapeport


¿De qué hablamos cuándo decimos “agronegocio”? Gras y Hernández (2013) distinguen cuatro columnas de esta lógica productiva: la organizacional, la financiera, la productiva y, por último, la tecnológica. La explosión de este modelo dio lugar a una nueva forma de organización empresarial en red, que implica el alquiler de tierra por períodos cortos, la tercerización de labores y etapas del proceso agrícola, el alquiler de maquinaria y transporte y el manejo de capital de terceros. Debido a esta flexibilidad organizativa, se apunta a una rápida expansión del área cultivada al tiempo que se maximiza el retorno sobre el capital invertido. Cabe preguntarse, ¿es posible vincular el extractivismo con el neoliberalismo? ¿Qué consecuencias tiene para la Argentina?


Neoliberal world

Palmisano (2016) [1] identifica que la versión sojera del agronegocio es una manifestación específica de una dinámica global más amplia de modelo extractivo. La dinámica de la desposesión (Harvey, 2006, como se citó en Palmisano, 2016) intenta frenar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia a la cual tiende el sistema capitalista, buscando nuevos espacios para mercantilizar generando nuevas dependencias y formas de dominación. A partir de la Revolución Verde y luego de la introducción de semillas transgénicas y su tecnología asociada, la producción a gran escala se expandió.

Desde el Estado argentino se emitieron políticas que permitieron la consolidación de este modelo extractivo, a fines de lograr una mayor integración en la economía mundial. Destacamos dos: el decreto de desregulación económica del 1991, y la autorización de la soja transgénica en 1996. El primero eliminó la mayoría de los organismos reguladores de las actividades agropecuarias y, con estos, los precios sostén, cupos de producción y control del comercio de granos. El segundo permitió nuevas formas productivas basadas en tecnologías que combinaron transgénesis, agroquímicos y moderna maquinaria diseñada para grandes extensiones. Desde entonces, el sector agropecuario argentino se constituye como uno de los más desregulados del mundo y, por eso, sujeto a las fluctuaciones de la economía mundial (Giarracca, Teubal, 2006) [2].

El ingreso a un nuevo órden político-económico fundamentado por el boom de los precios internacionales de las materias primas y bienes de consumo, demandados por los países centrales y emergentes, es lo que Svampa (2012) [3] denominó el consenso de las commodities. Sus características principales son la reprimarización de la economía y la profundización de la desposesión, que conforman un modelo de desarrollo dónde adquieren un rol céntrico la utilización de tecnología de punta, la obtención de rentas a escala global y la competencia con otras actividades económicas. Ahora bien, se avalan nuevas asimetrías y desigualdades tanto ambientales como políticas por parte de los países latinoamericanos al nuevo orden geopolítico.


Consecuencias de la intervención del capital extranjero

Este modelo extractivo implicó un cambio en la economía argentina y en el sector del agro, que es avalado por la política y su dinámica desposesiva. En otras palabras, existen otras maneras de organizar la producción, distribución y comercialización de mercancías que resultarían en alternativas productivas al modelo del agronegocio; su configuración es una característica resultante de las condiciones políticas y económicas. Principalmente, tuvo relación con la integración tanto horizontal como vertical del capital extranjero, una concentración de empresas junto con un aumento en su poder, y el comienzo de una agricultura sin agricultores (Teubal, Giarracca, 2006).

El capital extranjero tuvo un rol mayor en dos sectores. Por un lado en la provisión de insumos, tales como semillas, fertilizantes o herbicidas, convirtiéndose en un sector que ofrecía adelantos tecnológicos en ingeniería genética. Por otro lado, empresas nacionales sufrieron un proceso de transnacionalización en las etapas de transformación y comercialización alimentaria. Estos capitales modelaron su paquete accionario mientras se intensificó la concentración en la producción y comercio de los alimentos tanto en el mercado interno como externo.

Sobre la acentuación del poder de las empresas tomemos el caso de las comercializadoras de granos, sector controlado por multinacionales. Hacia 2008, sólo siete compañías concentraron un 83,5% del total de los porotos de soja exportados, el 82,8% del comercio de aceite de soja quedó en manos de cinco firmas y el 89,34% de los derivados de la oleaginosa fueron vendidos al exterior por solo seis empresas (Palmisano, 2016). La predominancia de las multinacionales también estuvo en los canales de distribución y procesadoras de alimentos, ayudando a la formación de conglomerados, oligopolios en la distribución final, y la extranjerización.

La aparición de nuevos actores en el escenario rural afectó principalmente a los pequeños y medianos productores. Desde la desregularización del agro, sus destinos fueron varios. Si el productor era propietario este tenía la posibilidad de arrendar sus tierras, otros ampliaron su escala para poder competir o abandonaron la actividad para ser incorporados como prestadores de servicio y contratistas. Teubal y Giarracca aparentan este proceso al de los pueblos desolados, un éxodo rural continuo, y un medio ambiente desarticulado.


¿De qué manera perjudica al medio ambiente su implementación?

Si bien la participación en las exportaciones nacionales del complejo sojero es importante, la cantidad de kilocalorías diarias por persona en 2011 era similar a 1996. Es decir, la representación del alimento disponible en el mercado interno no creció desde la desregulación del mercado en los `90, a pesar de que la producción de granos entre los mismos años creció más del 150% (Pamisano, 2016). Utilizando la terminología marxiana, podríamos decir que el modelo extractivo se justifica meramente por su valor de cambio en tanto commodity, puesto a que la comunidad argentina lo utiliza de manera marginal. La mayoría de la producción se destina al mercado externo, y lo restante se utiliza como suplemento para el engorde ganadero; y para la producción de biodiesel en el caso del aceite. Dicho de otra manera, el valor de cambio predomina por sobre el uso que se le da al cultivo en las regiones en las cuales se produce.

Entre los impactos negativos que tiene este modelo extractivo, debido a su lógica de la acumulación-desposesión, se destacan el desmonte, la tendencia al monocultivo, y las consecuencias de la utilización de transgénicos. En un principio, la extensión del cultivo de soja se realizó en tierras agrícolas, pero desde los 2000 comenzó un avance de la frontera agrícola a nuevos territorios dedicados a la ganadería o conservados como bosques nativos. Se registró producción agrícola en yungas, montes nativos, territorios de comunidades campesinas e indígenas, ubicados al norte del país (GER, 2004 & GEPCYD, 2010) [4].

Para Schmidt y López (2018) [5] el aumento de superficies del monocultivo encuentra un correlato en el incremento del uso de agroquímicos en su proceso productivo. Según un informe de la Red Universitaria de Ambiente y Salud (2013) [6], su utilización viene aumentando exponencialmente desde 1990 y alcanza un máximo en 2013 (de 370, 000,000 litros). Asimismo, el crecimiento del mercado fitosanitario estuvo dado por el incremento de herbicidas, con el glifosato. Este incremento tiene dos grandes impactos. En primer lugar, consecuencias ambientales en relación a la deforestación, que deteriora los bienes comunes y la biodiversidad. En segundo lugar, un doble efecto: por un lado aumenta la conflictividad territorial en relación a la expulsión del modos de vida campesinos, y por el otro un empeoramiento sobre la salud de los pueblos fumigados.


Conclusión

En conclusión, el modelo de agronegocio en la Argentina -tal como lo conocemos hoy- tiene sus orígenes en la desregulación financiera en marco de la constitución de una nueva forma de comercializar globalmente mercancías. El extractivismo, con sus respectivas características, dio respuesta a una dinámica de transnacionalización económica, flexibilidad organizativa y emergencia del capital financiero, elementos que conformaron el paradigma neoliberal. De esta manera, la escenografía agraria cambió, especialmente al revelarse la soja como un cultivo altamente rentable. Es tomando en cuenta su construcción coyuntural e histórica que podemos empezar a pensar medidas para dosificar sus efectos, e incluso alternativas productivas-extractivas.



Bibliografía

Gras C., Hernández, V. (2013). El agro como negocio: Producción, sociedad y territorios en la globalización. Buenos Aires: Biblios.


GER. (2004). Desalojos y arrinconamientos de campesinos y comunidades indígenas en la Argentina. Realidad Económica (203), 111-120. Recuperado de: https://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keywords=&id=30241&articulos=yes&detalles=yes&art_id=408098


GEPCYD. (2010). La violencia rural en la Argentina de los agronegocios: crónicas invisibles del despojo. Ponencia presentada en vi Jornadas de Antropología Social. Buenos Aires, Argentina.


Giarracca. N, Teubal, M. (2006). Democracia y neoliberalismo en el campo argentino. Una convivencia difícil. En La construcción de la democracia en el campo latinoamericano (69-94). Buenos Aires: CLACSO. Recuperado de: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/grupos/gram/C02GiarraccaTeubal.pdf


Palmisano.T. (2016). El agronegocio sojero en argentina: modelo extractivo en los mundos rurales. Economía, 68, 13-33. Recuperado de: https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/106226


Red Universitaria de Ambiente y Salud. (2013). The use of toxic agrochemicals in Argentina is continuously increasing. Recuperado de: https://reduas.com.ar/the-use-of-toxic-agrochemicals-in-argentina-is-continuously-increasing/#:~:text=Glyphosate%20is%20the%20most%20commonly,during%20the%20last%20crop%20season.&text=In%202012%20the%20total%20volume,be%20seen%20in%20Figure%20No


Schmidt, M.A., Toledo López, V. (2018). Agronegocio, impactos ambientales y conflictos por el uso de agroquímicos en el norte argentino. Revista Kavilando, 10(1), 162-179. Recuperado de: http://www.kavilando.org/revista/index.php/kavilando/article/view/218/213


Svampa, M. (2012). Consenso de los commodities, giro ecoterritorial y pensamiento crítico en América Latina. Revista Observatorio Social de América Latina, 32, 15-38 Recuperado de: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/osal/20120927103642/OSAL32.pdf


Sosa Varrotti, A.P. (2019). Las megaempresas del agronegocio: un estudio del modelo agrario a partir de las prácticas empresariales. Estudios Socio-Territoriales, Revista Geografía, 26, 1-15. Recuperado de: https://ojs2.fch.unicen.edu.ar/ojs-3.1.0/index.php/estudios-socioterritoriales/article/view/465/397


Editado por Candela Silva Carrera


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