Por Romina Morguen
En vísperas de la pandemia de COVID-19, el mundo dio cierre a la década más caliente registrada en la historia. Actualmente, la tierra se encuentra 1.1 °C más caliente que al comienzo de la revolución industrial y la participación de las emisiones de carbono en la economía continúa siendo un acelerador de esta tendencia. La progresión de la crisis climática amenaza con desbordar el límite consolidado en el Acuerdo de París del año 2015, el cual profesaba mantener la temperatura global a 1.5 °C por sobre los niveles pre-industriales (Pontoire, 2020).

¿Cuál es el proyecto de la Unión Europea para el año 2030?
Esta situación incentivó a los países del Norte Global a reafirmar sus compromisos de cero emisiones netas para 2050. Uno de los actores más destacables es la Unión Europea, que en diciembre de 2020 actualizó su meta intermedia, a un plazo de diez años, de reducir las emisiones de carbono de un 40% a un 55% por debajo de los niveles de 1990 (Keating, 2020). Para concretar este ambicioso objetivo, la UE adoptó un paquete de medidas conocido como el Fit for 55 package. Debido a que la propuesta implica una alza de los costos domésticos a las emisiones de carbono, el paquete también incluye un mecanismo de ajuste al carbono en frontera. Este mecanismo impondría un costo adicional, equivalente a las regulaciones internas al carbono, a bienes importados provenientes de países con regulaciones a las emisiones de gases de efecto invernadero inexistentes o inferiores a las de la UE. De esta forma, la UE no sólo lograría preservar la competitividad del mercado local, sino que, además, evitaría posibles fugas de carbono producidas por el desplazamiento de las industrias intensivas en carbono a países con regulaciones ambientales más laxas (Hufbauer et al., 2021).
Aunque este tipo de medidas llevan años siendo analizadas en el marco teórico, y países como Estados Unidos, Canadá, y Japón han considerado seriamente su aplicación, la UE es la pionera en su implementación práctica. La medida se adoptaría a partir de 2023 y se aplicaría inicialmente sólo a un número selecto de industrias consideradas como intensivas en las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas son las industrias del hierro, el acero, el cemento, los fertilizantes, y de la producción de electricidad. Pasado un período de ajuste de tres años, sin embargo, se proyecta extender la medida a una más amplia gama de sectores (Berahab, 2022).
Críticas al mecanismo de ajuste al carbono en frontera ¿Por qué perjudica a países en vías de desarrollo?
Las medidas de ajuste en frontera al carbono pueden tener un impacto positivo en la carrera por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en cuanto podría suponer un incentivo para los socios comerciales de la UE por avanzar hacia la transición de tecnologías libres de carbono. Sin embargo, los críticos de la medida señalan los riesgos de incompatibilidad con las normas de la OMC, especialmente con el principio de la no discriminación. Por otra parte, otros señalan los altos riesgos de provocar guerras comerciales entre países; las naciones más afectadas, como China, cuestionan la legitimidad de la medida y resaltan la posibilidad de intenciones proteccionistas ocultas (Berahab, 2022; Hufbauer, 2021).
Una de las críticas más incipientes al mecanismo de ajuste en frontera al carbono, promovida especialmente por países del Sur Global, consiste en que la medida no haría más que trasladar los costos de la mitigación de las emisiones a países en desarrollo vulnerables que enfrentan altas barreras tecnológicas a la transformación energética.
En efecto, de acuerdo con Eicke et al. (2021), los riesgos económicos vinculados a la aplicación del mecanismo de ajuste en frontera están distribuidos de forma desigual en el mundo. Tanto el Sur Global como países de Europa Oriental no miembros de la UE enfrentan riesgos económicos relativamente más altos que el resto del mundo. Esto se debe principalmente a dos factores. Por un lado, muchos países, especialmente de la región africana, son dependientes del comercio internacional con la UE en bienes intensivos en carbono, por lo que su exposición a la medida es considerablemente mayor. Por otro lado, no cuentan con los recursos y capacidades necesarios para lograr una transformación “verde” a la velocidad necesaria para permanecer competitivos en el mercado. Su capacidad para diversificar socios comerciales, descarbonizarse, y hacerse de los instrumentos administrativos y técnicos para calcular el contenido de carbono en sus productos es muy escasa. Además, la descarbonización de sectores intensivos en energía implica largos ciclos de inversión que requieren de consistencia política, un atributo especialmente improbable en Estados débiles (Berahab, 2022; Eicke et al., 2021).
La carga más pesada que el mecanismo de ajuste deposita sobre los países en desarrollo, en los esfuerzos por reducir las emisiones globales, atenta contra el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas presente en el Acuerdo de París. El principio sienta las bases del imperativo moral que gobierna las políticas climáticas a escala internacional, en cuanto destaca la disparidad en la contribución a la situación climática entre el Norte y el Sur Global. De no ser diseñado con cuidado, el mecanismo de ajuste en frontera al carbono podría penalizar a los países menos responsables de la crisis climática, que son, a su vez, los más afectados por ella (Berahab, 2022; Eicke et al., 2021).
Académicos y proponentes del mecanismo de ajuste en frontera al carbono aconsejan distintas medidas complementarias para mantener un tratamiento a países menos desarrollados acorde al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Entre las medidas propuestas, se encuentran, principalmente, las exenciones y los subsidios a la transformación energética provenientes de los fondos recaudados mediante el mecanismo de ajuste en frontera (Gore et al., 2021).
En cuanto a las excepciones, si bien es posible implementarlas en formas que obedezcan las normas de la no discriminación de la OMC, podrían potencialmente congelar a las economías beneficiarias de la excención en modelos económicos intensivos en carbono, e incluso convertirlas eventualmente en paraísos de contaminación. Los subsidios, en cambio, generan menos objeciones entre los expertos. Sin embargo, la UE no tiene intención en redirigir los fondos recaudados a propósitos ajenos a la recuperación post-COVID del bloque (Gore et al., 2021).
Además, dada la fragilidad institucional de los países más afectados, en su mayoría africanos, resulta riesgoso destinar un plan de ayuda para la transformación energética y tecnológica. En aquél caso, el monitoreo de los resultados podría ser altamente costoso y se correrían altos riesgos de que los gobiernos e instituciones acaparen los recursos para propósitos incluso incompatibles con la seguridad ambiental (Deaton, 2013). Una estrategia altamente sofisticada de perturbación de recursos y registro de resultados debería de implementarse en tales circunstancias. Por ello, expertos como Deaton (2013) proponen un esquema de innovaciones tecnológicas como alternativa a la ayuda para el desarrollo.
Conclusión
El diseño del mecanismo de ajuste en frontera al carbono aún no se encuentra en un estadío en el cual los países en desarrollo acarreen un costo económico y ambiental proporcional a su contribución y padecimiento en el cambio climático. En adición, a medida que más Estados del Norte Global opten por implementar mecanismos de este tipo, los esfuerzos de cooperación en marcos institucionales comerciales y ambientales serán imprescindibles para evitar fricciones en el comercio internacional (Hufbauer, 2021).
Bibliografía
Berahab, R. (13 de enero de 2022). Is the EU’s Carbon Adjustment Mechanism a Threat for Developing Countries? Policy Center for the New South. Recuperado el 22 de enero de 2022 de https://www.policycenter.ma/opinion/eus-carbon-border-adjustment-mechanism-threat-developing-countries#.YexyV_5Bw2w.
Deaton, A. (2013). The Great Escape Health, Wealth, and the Origins of Inequality. Princeton, N.J.: Princeton University Press.
Eicke, L., Weko, S., Apergi, M., & Marian, A. (2021). Pulling up the carbon ladder? Decarbonization, dependence, and third-country risks from the European carbon border adjustment mechanism. Energy Research & Social Science, 80 (2021). https://doi.org/10.1016/j.erss.2021.102240.
Gore, T., Blot, E., Voituriez, T., Kelly, L., Cosbey, A., & Keane, J. (25 de junio de 2021). What can Least Developed Countries and Other Climate Vulnerable Countries Expect from the EU Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM)? Institute for European Environmental Policy. Recuperado el 22 de enero de 2022 de https://ieep.eu/publications/what-can-climate-vulnerable-countries-expect-from-the-cbam?utm_campaign=coschedule&utm_source=twitter&utm_medium=IEEP_eu.
Hufbauer, G. C., Kim, J., & Schott, J. J. (2021). Can EU Carbon Border Adjustment Measures Propel WTO Climate Talks? (Policy Brief 21-23). Recuperado de https://www.piie.com/sites/default/files/documents/pb21-23.pdf.
Hufbauer, G. C. (30 de agosto de 2021). Divergent climate change policies among countries could spark a trade war. The WTO should step in. Peterson Institutue for International Economics. Recuperado el 22 de enero de 2022 de https://www.piie.com/blogs/trade-and-investment-policy-watch/divergent-climate-change-policies-among-countries-could.
Keating, D. (11 de diciembre de 2020). EU Raises 2030 Climate Target to 55%. Forbes. Recuperado el 23 de enero de 2022 de https://www.forbes.com/sites/davekeating/2020/12/11/eu-raises-2030-climate-target-to-55/?sh=49b050c07f0a.
Pontoire, M. (2 de diciembre de 2020). The race to zero emissions, and why the world depends on it. UN News. Recuperado el 23 de enero de 2022 de https://news.un.org/en/story/2020/12/1078612.
Editado por Candela Silva Carrera.