Por Valentina Bouzon y Carolina Davila
Estudiante de Derecho (UBA) y Estudiante de Relaciones Internacionales (UCA)
Comité de Geopolítica y Relaciones Internacionales
Palabras Clave: Chile, Referendum Constitucional, Reforma Constitucional, Sebastián Piñera.
Ayer ganó por amplia mayoría, y contando con la mayor participación desde la vuelta a la democracia, la aprobación para escribir una nueva Carta Magna a través de una Convención Constituyente, que será la primera en el mundo en tener paridad de género.
La Constitución actual fue aprobada en la década de los 80, Chile vivía en plena dictadura del General Augusto Pinochet, quien tras presentar el texto constitucional lo ratificó a través de un plebiscito. Desde ese entonces fue reformada 52 veces. La ex mandataria Michelle Bachelet en su último mandato inició el proyecto para la redacción de una nueva ley suprema pero al finalizar su mandato el proyecto quedó inconcluso.
Tras el estallido social producido en 2019 cobró gran importancia la necesidad de una nueva Constitución.
Los 8 puntos principales que busca reformar esta nueva Constitución: Educación, Vivienda, Salud, Trabajo, Pensiones, Medioambiente, Aguas y Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC). Estas reformas tienen como objetivo disminuir la desigualdad existente en la sociedad chilena. Según el World Bank Group, Chile se encuentra entre los países más desiguales del mundo ocupando el puesto 7 en 2018.

Es el proceso electoral más masivo de la historia de Chile, y la primera vez que el pueblo chileno es convocado a votar por la reforma de la Constitución. El país deberá volver a las urnas en abril de 2021 para elegir a 155 miembros repartidos equitativamente entre hombres y mujeres, reservándose un número de escaños a los pueblos nativos, y en mayo del mismo año comenzará la escritura de la nueva constitución.
Tanto el actual mandatario como referentes de la oposición se pronunciaron respecto de este proceso:
“Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro”
Dijo Sebastian Piñera, actual primer mandatario tras dar a conocer los resultados del plebiscito.
“Es el cambio más importante de nuestra historia (…) Es una conquista de los jóvenes y mi homenaje es a ellos, que son la fuerza creativa y la fuerza que desbloqueó el problema”
Dijo Marco Enriquez-Ominami, Ex-candidato a la presidencia por el MIR.
“En democracia se gana y se pierde, mis convicciones no cambian ni se acomodan ante la adversidad. Y con esa misma convicción y sentido de país trabajaré desde hoy mismo para que a Chile le vaya bien en este proceso que no comparto, pero que una amplia mayoría ha elegido 🇨🇱”
Dijo Marcela Cubillos via Twitter, ex Ministra de Educación.
El Senador José Antonio Kast dijo vía Twitter:
"La mitad de los chilenos no votó. Los partidarios del Apruebo, votaron todos. Esta no es un triunfo de todos los chilenos como dijo el Presidente, sino su mayor derrota".
Es interesante ver cómo el plebiscito cumple un rol importante en la política chilena, no podemos dejar de recordar el plebiscito del 5 de octubre 1989, donde gana el No que veda a Pinochet a presentarse como candidato a la presidencia, y da inicio a la transición democrática en Chile.

Este proceso se da en un contexto de reafirmación democrática sudamericana que atienden a protestas ciudadanas que escalan a tamaño inmensurable. Dos semanas atrás se celebraron elecciones en Bolivia, y próximamente, en 2021, se celebrarán elecciones en Perú, que el año pasado atravesó una crisis constitucional y democrática. Latinoamérica reafirma su compromiso con la democracia a pesar de la pandemia, y con un Estados Unidos más presente que nunca (que celebrará sus propias elecciones en una semana), se haya atravesando un momento político de gran relevancia. Elecciones en Bolivia, Estados Unidos, Perú y Ecuador, Plebiscito en Chile y un nuevo gobierno en Argentina, vemos que la región se aleja de las ideologías de centro-derecha y derecha, que hoy gobiernan países como Uruguay y Brasil.
¿Estamos presenciando un nuevo giro en la realidad de la región?
Esto implica frenos y contramarchas en los procesos de democratización de América Latina, pero a su vez resignifica el peso de la atención a las demandas sociales para convertirlas en cuestiones de agenda pública.
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