Por Facundo Yedid
Estudiante de Relaciones Internacionales (
Comité de Geopolítica y Relaciones Internacionales Palabras claves: Bipolaridad, Multipolaridad, China, Estados Unidos, Rusia.
Hoy ya no es ninguna teoría de la conspiración afirmar que estamos ante un nuevo paradigma en el mundo. El mundo unipolar surgido de la victoria estadounidense en la guerra fría hoy ya no existe, ante este nuevo mundo que se viene muchos hablan de una nueva guerra fría entre China y los Estados Unidos, otras voces plantean que iremos a un mundo con múltiples polos de poder regionales.
El asunto de donde empieza o termina un ciclo histórico es debatible, pero el periodo del 11 de marzo de 1990 al 26 de diciembre de 1991 establece tajantemente el fin de la era soviética y el posterior inicio del mundo unipolar.
El mundo del consenso de Washington, donde progresivamente tanto América Latina, Rusia y los países de Europa de este, a diferencia de lo que supuso Gorbachov, estarían cada vez más cerca de la órbita de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Los únicos que lograrían quedar en pie son Irán y China; en esto es interesante conocer, estemos de acuerdo o no, como el gobierno chino considera que lo que derivó en la masacre de Tiananmén era solo un primer paso para lograr la disolución del país. El dominio unipolar se prolongaría durante toda esa década, a pesar de ya en ese momento haber voces disidentes, como fue el caso de Ross Perot tomando banderas que serían levantadas posteriormente por Donald Trump.

Fuente: Infobae
El resto de la década transcurriría sin mayores sobresaltos, obviando la llegada al poder de Vladimir Putin en 1999.
Del 11 de septiembre a Donald Trump
El primer síntoma de la caída del orden unipolar que podemos identificar fue el estallido de la burbuja punto com en el 2000, notando la progresiva predominancia del capital financiero sobre el productivo, donde la transnaciolización de la burguesía occidental seria la característica. Este proceso comenzó con la suspensión del patrón oro en 1971, seguido por la posterior crisis del dólar y la derogación de la ley glass-steagall en 1999 durante el gobierno de Bill Clinton. Luego vendrían los atentados del 11 de Septiembre, que lo más importante para destacar es el efecto generado en Estados Unidos, reflejando su decadencia ya que no lograron imponer su voluntad por la persuasión sino solamente por la fuerza, siendo un fiel reflejo la guerra contra el terrorismo impulsada por Bush, las posteriores revoluciones de colores con Obama que en ningún caso lograron imponer gobiernos estables pro-estadounidenses. Otro punto, es el derrumbe posterior de las tasas de interés por parte de los Bancos Centrales, la primera maniobra para revivir la confianza en una economía que era claro que algo no funcionaba.
Durante el periodo del 2001 al 2008 vemos ya diferentes focos de resistencia al mundo unipolar: como el ascenso económico de China el mayor beneficiado de la deslocalización industrial occidental y su entrada a la OMC en ese momento aun con un perfil bajo desde las reformas de Deng Xiaoping en lo económico, pero manteniendo fierra resistencia a cualquier occidentalización en lo cultural. El resurgir ruso por Vladimir Putin marcando el regreso de los sectores anti-occidentales al poder poniendo como ejes el nacionalismo económico y los valores tradicionales rusos. El ascenso de Irán como potencia regional beneficiándose de las invasiones a medio oriente de Estados Unidos a sus rivales, especialmente Irak. Y el intento de restablecer un proyecto continental para Europa, con la Unión Europea y el euro, en detrimento de las posiciones atlánticas.
Por último, tenemos la crisis económica de 2008-2009 quizás el golpe de gracia a todo el sistema fiduciario creado desde 1971, desde que el mundo todavía no logro nunca normalizarse de nuevo, ya que vemos que nunca pudieron ponerse tasas de interés racionales, o dejar de inyectar liquidez al sistema sin que esto no genere una depresión económica. La otra consecuencia es que desde acá vemos como se empieza a desafiar al dólar como moneda de referencia mundial.
La victoria de Donald Trump y un nuevo paradigma
La inesperada, para muchos, victoria de Donald Trump en 2016 hizo cambiar el mundo. Este candidato se presentó en la boca del lobo del globalismo con un proyecto, en palabras de Stephen Bannon, como jacksoniano y acá es donde está la clave para entender todo. Este tipo de paradigma evoca por un Estados Unidos cerrado económicamente sobre sí mismo y aislacionista en política exterior, esta forma de pensar era la del Estados Unidos anterior a la primera guerra mundial.
A partir del ingreso a la primera guerra mundial se reemplazó por la llamada visión wilsoniana, que defiende un Estados Unidos intervencionista, esta visión intervencionista es la dominante tanto en el establishment demócrata como republicano actualmente. Esto es un factor crucial para entender ciertas ambivalencias en la política exterior de Trump, como sus constantes cruces con John Bolton. Algo en importante para tener en cuenta en Hispanoamérica es que Trump pareciera no querer tener una política activa en su “patio trasero”. Ya que vemos que por ejemplo todo el asunto Venezuela fue manejado por Marco Rubio (un miembro del establishment republicano), pero Trump se mostró siempre resiliente a invadir el país caribeño y hasta dijo estar dispuesto a sentarse con Maduro a negociar una transición.
Lo otro que se deduce de esta hipótesis, es que lo laxa o agresiva que sea la política de Trump hacia Hispanoamérica, dependerá de lo que necesite para ganar el voto hispano en Estados Unidos que fue clave en el estado de Florida que definió la elección de 2016.
Aunque queda la duda de cara al futuro ante un repliegue regionalista de Estados Unidos, si tendremos una exacerbación o no, de la doctrina Monroe y hasta donde se tolerara el avance económico de China en la región. Tampoco se puede dejar de lado el rol cada vez más intervencionista que está jugando Brasil en la política interna de sus vecinos. Si vemos estos casi 4 años de gobierno de Trump han seguido esta línea, en lo internacional hasta ahora es el primer presidente norteamericano que desde la segunda guerra mundial no inicio una guerra, comenzó la retirada de Estados Unidos de medio oriente con la derrota del Estado Islámico en apoyo con Rusia y abandono la estrategia del cerco a China de Obama.
En lo económico vemos su política de administración del comercio, sus conflictos económicos con China, el abandono de los acuerdos trasnacionales de comercio, su política de desregulación interna con bajas de impuestos para las empresas y sus peleas con la Fed encajan perfecto en este marco del nacionalismo económico jacksoniano. Esto nos abre dos posibilidades de cara al futuro la bipolaridad o la multipolaridad.
El mundo bipolar
Los defensores de esta visión plantean a grandes rasgos una nueva división del mundo similar a la guerra fría, pero en este caso entre los Estados Unidos y China.
Esta es hoy la visión más difundida, pero si uno investiga más profundamente encuentra muchos problemas. El primero es que para que allá un mundo bipolar tiene que haber dos proyectos globalistas en discordia, esto después de la segunda guerra era claro y además no había alguien lo suficientemente fuerte (a pesar de los intentos) para hacer de tercero en discordia. Pero como mencionamos antes Trump tiene un proyecto jacksoniano; y aunque Biden ganase en noviembre, Estados Unidos no tiene ni la supremacía militar ni económica que tenía tras la segunda guerra mundial para llevar esto acabo.
En el caso chino muchos lo plantean como la nueva cara del globalismo, pero acá parece que se peca de etnocentrismo, ya que si uno ve los casi cinco mil de historia China esta se ha comportado como una civilización propia cerrada sobre sí misma. Si tuvo algún imperialismo fue de índole económico con el objetivo de comerciar con el mundo que es la característica que seguimos viendo actualmente. No hay antecedentes históricos de China invadiendo países lejanos o derrocando gobiernos; si vemos su política militar siempre ha sido disuasiva y para garantizar su seguridad interna. En esto vemos por ejemplo que el sistema misilistico chino que haría imposible un ataque directo a este país, y que en minutos haría desaparecer todos los buques militares que dan vueltas en el Mar de China. En lo referido a la potencia marítima es cierto que Estados Unidos tiene 13 portaviones y China 2 y esto es un factor de supremacía. En este aspecto hay que tener en cuenta el estado técnico de los estadounidenses, y si China concreta su plan de construir 5 más para 2025.

Fuente: Joaquin Dominguez
El siguiente es que hay un tercera en discordia que es Rusia que hoy tiene militarmente la superioridad tecnológica, y que esto se basa la supervivencia del régimen de Putin. Además de las cordiales relaciones que mantiene este tanto con Trump y Xi Jinping. Algo para prestar atención a futuro que podría generar una efímera bipolaridad, es que Rusia se vea lo suficientemente amenazada por el ascenso de China para alinearse con Occidente (partiendo de que este se mantenga unido). Pero lo mencionado antes de las características históricas del imperialismo chino hace poco probable que esto suceda.
El mundo multipolar
La otra visión es que en las próximas décadas el mundo va a tender hacia múltiples polos regionales de poder, divididos estos de forma aproximada por las diferentes civilizaciones que existen en el planeta. En esto puede haber algún bloque predominante o no, y también está la discusión del grado de interconexión o aislamiento que puede haber entre estos bloques. Estos diferentes bloques tendrían una cosmovisión en lo económico, político, social, cultural y espiritual propia; de alguna forma un regreso al mundo previo al último periodo de globalización iniciado desde la alta edad media.
Otro factor clave en esta teoría es la idea de la ciclicidad de la historia, la idea de que los acontecimientos se repiten a lo largo del tiempo y solo cambian los actores. En el caso de las relaciones internacionales lo principal es la idea que a periodos de globalización le siguen periodos de fragmentación y aislamiento, pero no es unánime la opinión de cual periodo sería el de ascenso y cual el de decadencia. Esta es la conocida clasificación hecha por Huntington, la idea es usarlo solamente como marco de guía para suponer de forma aproximada como podría dividirse este mundo.
Razones del mundo multipolar
Los elementos a favor de esta visión fueron mencionados un poco antes en los problemas de un orden bipolar. El principal es la ausencia de nuevos proyectos globalistas, sino que todos son ahora de carácter nacional o regional; y que los únicos que defienden el sistema como está ahora son sectores corporativos beneficiados de la transnacionalización que hoy no tienen quien lidere sus intereses. En esto vemos una dicotomía entre burguesías nacionales e internacionales, el caso más reciente lo vemos en el apoyo de Elon Musk a Donald Trump.
Los que podría evitar este nuevo mundo es que caigan al mismo tiempo tanto Trump, Putin como Xi Jinping algo que es muy difícil. También que en el hipotético caso de Biden ganar las elecciones este vaya a una confrontación abierta tanto con China y Rusia, pero pareciera que Estados Unidos aun logrando alinear a todo occidente tras suyo no podría, y la cuestión nuclear hace casi imposible este escenario. Una victoria demócrata, suponiendo que se puede mantener cohesionado Estados Unidos, solo retrasaría este nuevo escenario.
Quizás la razón más importante para pensar en un orden multipolar es que tanto Trump, Putin y Xi Jinping parecieran tener un enemigo en común, que es el globalismo en los términos que está planteado ahora. En lo que sería lo económico vemos una fragilidad muy preocupante en la economía mundial y en el reinado del dólar, y lo que sería la crisis del coronavirus parece haber acelerado los tiempos en esto. Teniendo esto en cuenta estamos ante una oportunidad ideal si alguien quisiera hacer un reinicio económico, como ya han insinuado el F.M.I y el Word Economic Forum.
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