Por Sofía Loydi
El sistema internacional está sumido en una situación de incertidumbre desde la asunción de Trump en enero. En este marco, la Argentina está en una nueva y expectante posición.
La asunción de Cambiemos en diciembre de 2015 modificó la política exterior que se venía llevando adelante generando una postura más pacífica y conciliadora con los demás actores. Un claro ejemplo de esto se observa en el cambio producido en la relación bilateral con Estados Unidos y la visita oficial del ex presidente Barack Obama en marzo de 2016.
Como consecuencia, esto le ha generado a la Argentina una oportunidad para redefinir su rol en la región. Y, por su parte, Brasil -hegemón regional tradicional-, está sumido en una profunda crisis interna debido a su debilitamiento institucional. Argentina se encuentra en un momento determinante para asumir un rol más hegemónico en la región. Para lograr esto debe aprovechar su buena relación con Estados Unidos y un Brasil estancado por sus conflictos internos.
La intención de Argentina de posicionarse en un rol más hegemónico se refleja en la presión que está ejerciendo, a través del MERCOSUR, para la firma del acuerdo de libre comercio entre la UE y el MERCOSUR. La necesidad de este acuerdo se da ante las decisiones que está tomando la administración Trump transformando a Estados Unidos en un estado proteccionista. Sin embargo, ambas instituciones están enfrentando momentos de debilidad. La UE debido al BREXIT y el surgimiento de movimientos nacionalistas en países próximos a los comicios electorales (Alemania y Francia). Mientras que el MERCOSUR enfrenta fragmentaciones al interior de la institución por el conflicto que suscita los incumplimientos de su normativa por parte de Venezuela y las faltas de esta última en cuestiones de derechos humanos y políticos. Durante su visita oficial al Reino de España, tanto el presidente Macri como su Ministro de Producción Francisco Cabrera se mostraron muy optimistas acerca de la firma anunciando que se llevaría a cabo a fines de 2017.
Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la viabilidad del acuerdo, y sobre la posibilidad de formar y potenciar nuevas relaciones comerciales con los países de Asía y Medio Oriente.
Para alcanzar esos mercados es necesario fomentar una buena relación con la Alianza del Pacífico. Relación que ha comenzado a fortalecerse a partir del 2016 cuando Argentina solicitó ser país “observador” y la participación del presidente Macri en la cumbre de presidentes del bloque.
En cuanto a Medio Oriente, se podría utilizar la buena relación que existe entre Argentina y Emiratos Árabes Unidos, relación a nivel gobierno como a nivel comercial. Esta buena relación se evidencia con la visita oficial que llevo a cabo la vice – presidente Michetti a los Emiratos, donde los gobiernos firmaron un Memorándum de Cooperación: este prevé una inversión por 1.300 millones de dólares del gobierno emiratí en obras de infraestructura y energía en Argentina.
En conclusión, la ventana de oportunidad que tiene Argentina es muy grande y variada. Este podría ser el momento para diversificar las relaciones comerciales.