Por Dylan Bokler
Recorrer la Europa Contemporánea, visitar sus pueblos y ciudades, puede tornarse no solo una travesía signada por el ocio y la diversión sino también por la introspección, el silencio y sobre todo la imaginación.
Transitar el “Viejo Mundo” implica conocer antiguas metrópolis y poblados que no solo han cambiado de soberano, sino también sus demografías se han visto modificadas en cantidad y en diversidad. Caminar las calles de Toledo, Venecia, Chełm, Iași o Kovel con un guía especializado es una experiencia particular en la cual el especialista le muestra a los participantes de la visita los principales lugares históricos de las ciudades, y los sitios de entretenimiento, pero también las ausencias, los espacios que supieron ocupar otros que hoy ya no están.
De vez en cuando, una placa los recuerda, en ocasiones su paso por allí solo está en los libros de historia. Lamentablemente su existencia, en la mayor parte de los casos, ha sido borrada por la indiferencia y la desidia institucional.
El pueblo judío ha sufrido diversas tragedias que hacen que la intención de conocer la identidad judaica a lo largo y ancho de Europa suponga visitar memoriales o edificios derruidos en vez de centros culturales, restaurantes o escuelas. Estos vacíos se repita a ambos lados del mediterráneo.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, vivían en el continente europeo alrededor de 9.5 millones de judíos, la mayor parte de ellos en Polonia, Rumania y lo que en ese entonces era la Unión Soviética. Hoy la comunidad judía europea es menor a las dos millones de personas.
El asesinato sistemático y organizado de seis millones de judíos por la Alemania Nazi no empezó de la noche a la mañana, tiene como antesala un siglo de expulsiones, pogromos y una Santa Inquisición. La construcción de la otredad como elemento fundamental de la identidad o de la patria, Caso Dreyfus de por medio, fue la base para la deshumanización industrializada. Esto supuso , a su vez, el asesinato de miembros de la comunidad LGBTIQ+, Roma y Sinti, personas con discapacidad, opositores políticos y tantos otros.
Esperemos que en el futuro, mientras caminemos las ciudades de Europa, en vez de ser testigos de las ausencias podamos serlo de las presencias.
A 77 años de la liberación de Auschwitz- Birkenau, Nunca Mas.

Por Dylan Bokler. Presidente de Estela Sur & Policy Officer at the European Jewish Congress (EJC) - MA Governance and Human Rights (UAM) - BA International Relations (USAL).